Concienciar no es imponer

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Muchas son la vueltas que le damos desde Makea Tu Vida a como despertar la conciencia reutilizadora de la gente, para la modificación de la situación actual. Y que esto de la reutilización no sea un acto kitsch, una tendencia, o para lavar conciencias por el mal consumo, si no que se convierta en un hábito que forme parte estructural de nuestro desarrollo como personas y sociedad. Leyendo algunos artículos del ForoAlfa, ha habido uno que nos ha llamado la atención por su títular «Concientizar no es imponer» de Diego Nuñez de la Rosa, nos reafirma en nuestras acciones, por eso ejercemos de altavoz y lo compartimos con todxs vosotrxs.

«La basura es un gran problema. ¿Cuánto faltará para que colapsen los rellenos sanitarios y las ciudades se vean inundadas de basura? ¿Alcanzarán las medidas tendientes al reciclado, la clasificación, la reutilización? ¿Por qué parecen no ser efectivas las simpáticas y verdes campañas de concientización? (…) La lógica imperante de la concientización, dicho mal y pronto, es la de «bajar línea». Decirle a otro, a quien no se conoce, qué tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo. Recicle, separe la basura, póngase el cinturón, no se drogue, use preservativo. Grandes inversiones en publicidades televisivas y radiofónicas, los más lindos diseños de piezas gráficas, los más ingeniosos eslóganes y, como por arte de magia, la «gente» —ese actor tan difuso y tan convocado— ya está concientizada. Y entonces todos contentos: profesionales de la publicidad felices de hacer bien su trabajo con sentido social y también de poder cambiar el auto; funcionarios y legisladores satisfechos por las «acciones» de gobierno que les garantice la reelección; empresas que desarrollan su responsabilidad social empresaria, lavan imagen y deducen impuestos. Y la «gente» respondiendo, solo a veces, como el perro de Pavlov, mientras dure el estimulo, o directamente ignorando por completo tales campañas ,generándose en el mejor de los casos una doble conciencia de repetir lo que hay que hacer pero sin hacerlo. Ese es el sentido de la concientización, entendido como la intención estéril de operar sobre las conciencias de las personas. (…)

Comunicar no es «bajar línea». Comunicación es construir sentido con los otros. Comunicar no es lo que un emisor le transmite a un receptor. Comunicar es problematizar situaciones, inventar lenguajes comunes y construir cultura. Y eso nunca es tenido en cuenta en las famosas campañas de concientización. (…) La comunicación es poder, por eso, diseñar estrategias de comunicación que contemplen la voz de los ciudadanos —en lugar de sólo la opinión de unos cuantos especialistas— significa tener una clara determinación política de distribuir poder. Enviar una encuesta con el impuesto municipal no es fomentar la participación.(…)

Cambiemos entonces la noción de concientizar gente por la de comunicarnos con personas, que tienen problemas reales, que necesitan rápidas soluciones de un Estado activo, y que cuentan con el derecho de ser protagonistas de la planificación y la ejecución de políticas públicas que afectarán sus vidas cotidianas.»

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